Las 'víctimas' lamentan la 'traición'

Antonio Ruiz (PSOE), ex alcalde de Tarifa, ha sufrido la ruptura del pacto contra el transfugismo. 'El PP está haciendo uso de su desfachatez habitual y seguirá hasta alcanzar el poder que no le dieron las urnas. Es una desvergüenza que permita gobernar a un tránsfuga que sólo sacó 500 votos', explica. En iguales términos se pronuncia el ex alcalde socialista de San Roque, José Vázquez, defenestrado por el apoyo que el PP brindó al ex gilista Fernando Palma. 'Este pueblo fue conejillo de indias de lo que el PP iba a hacer en La Línea o Estepona. Obtuvo el peor resultado de su historia con el 14% de los votos y, sin embargo, gobierna por una sucia maniobra, machacando a las instituciones y la voluntad de los votantes', explica.

En Estepona, el alcalde socialista Antonio Barrientos, tacha a su antiguo socio, Manuel Sánchez Bracho (PP), que acaba de presentar una moción de censura contra él, de 'traidor e inmoral'. Barrientos reconoce que los concejales del GIL se ofrecieron también al PSOE para formar gobierno, pero asegura que su partido rechazó la propuesta: 'Les dijimos que esto no era un mercadeo y que íbamos a respetar el pacto hasta el final', dice. Por su parte, la ex alcaldesa de Manilva, Antonia Muñoz (IU), desbancada por un pacto entre el socialista Emilio López y cinco ex gilistas, equipara lo sucedido en Estepona con su propia historia. 'Ambos son casos de traición', dice. Muñoz asegura que, pese a que el PSOE suspendió de militancia a López, éste 'sigue mandando en el PSOE en Manilva y presidiendo las reuniones del comité local'.