Estrechando manos en Shanghai

Ver a los dirigentes de EE UU y Rusia intercambiando afectuosas palabras en China es muy tranquilizador en el turbulento mundo que vivimos. Es vital para la campaña contra el terrorismo que las tres mayores potencias del mundo hagan estos esfuerzos asumiendo sus diferencias. Bush y Putin no han hecho ningún anuncio de avance significativo en los principales problemas que tienen en sus relaciones, la defensa antimisiles y la ampliación de la OTAN, pero están saliendo a la luz avances para conseguir acuerdos. Sobre la defensa antimisiles, asumido que Bush está dispuesto a continuar adelante con dicho programa (...) se ve con buenos ojos que lo afronte con profundas discusiones junto a Putin. La acción unilateral sería contraproducente para la seguridad global, incluso antes del 11-S. (...) No tiene nada de erróneo el que las relaciones entre EE UU y Rusia hayan mejorado notablemente gracias, sobre todo, a Osama Bin Laden. Ambas naciones deben aprovechar las oportunidades generadas por la crisis actual. (...) Pero Occidente no debe olvidar sus principios. Rusia sigue siendo un país en el que no se respetan los derechos humanos, sobre todo en Chechenia. Una alianza antiterrorista nacida del interés mutuo existente no debe convertirse en excusa para que Rusia actúe con impunidad. (...) Además, Occidente debe tener precaución con que unas estrechas relaciones con Rusia no provoquen enfrentamientos con China. (...) Occidente debe trabajar con ambos países. (...) Desde una perspectiva política, si no militar, ambas naciones tienen mucho que aportar a esta campaña.

Londres, 22 de octubre