La verdad, ya

Han pasado ya 21 años y todavía no se ha concluido la investigación judicial provocada por el abatimiento del avión DC-9 de la compañía Itavia cuando sobrevolaba Ustica el 27 de junio de 1980, que causó 81 víctimas (...). No sé cuándo las 118 personas que han muerto en Linate a causa del choque entre una avioneta y un avión de las líneas aéreas escandinavas, serán recordadas por una sentencia. Ahora se buscan las causas, una explicación de la tragedia, y la más obvia es la de un error humano. (...) Hay una tendencia nacional a culpar o bien a los que gobiernan o bien a la mala suerte. Sin embargo, parece que la responsabilidad del desastre se puede achacar a un radar de tierra que necesitaba ser controlado y que no se había llevado a cabo ese control porque faltaba una firma. Mientras tanto, por Linate transitan millones de pasajeros, y alguno de ellos se ha jugado la vida porque faltaba la firma de algún burócrata.

(...) Se puede conjeturar que el terrorismo nos amenaza, pero en ciertos casos las amenazas más inminentes son la indiferencia, la pereza y la estupidez. (...) Y de esta forma, y desde hace 30 años, vivimos en una situación de calamidad aérea. Pero, ¿se responsabilizará alguien -por lo menos moralmente- de la muerte de esas 118 personas quemadas vivas, por la fuerza del destino o por algún despiste de un controlador? No es una intriga de Osama Bin Laden, sino una desgracia completamente nuestra. Un poco de Afganistán en las afueras de Milán, y el miedo y la incertidumbre se extienden una vez más.

Enzo Biagi. Milán, 10 de octubre