La polémica del dopaje altera la carrera

El organizador de una carrera no teme que le caiga el cielo sobre su cabeza: suspende la etapa y ya está. El organizador de una carrera sólo teme que se pronuncie en alto una palabra y que esa palabra se diga en la radio y se imprima en los diarios. Es una palabra tabú. Es la palabra, claro, dopaje. Es, también, una palabra inevitable, pase lo que pase: no hay organizador que se libre de que mediada su vuelta el tema aparezca.

La Vuelta no es una excepción, pero lo que no esperaban los de Unipublic era que el tabú lo rompiera irónicamente uno de los suyos. José María Pérez, hermano del histórico Maximino, el fundador del equipo que ahora se llama Relax-Fuenlabrada, pero que antes era Deportpublic, parte del grupo Unipublic, y aún está presidido por un hombre de la empresa que organiza la Vuelta, Augusto de Castañeda. Habló de dopaje y habló de ciclistas en actividad y de cosas acaecidas hace años, durante la larga noche de la EPO.

Vio el lunes un micrófono de una radio madrileña José María Pérez, segundo director del equipo madrileño, y, sin pensárselo dos veces, dijo sin aportar pruebas que Olano había ganado el Mundial de Colombia, en 1995, con un 61% de hematocrito (acusación directa de haber consumido EPO), que Pantani y Zülle van ahora tan mal porque ya no usan gasolina súper y que el ONCE tenía un enorme presupuesto para gastos de farmacia.

Ayer, cuando las palabras pasaron de la radio local al diario As y empezaron a dar la vuelta al mundo, José María Pérez no sabía dónde meterse. No llegó ni a la salida. Aunque mantuvo sus palabras, sólo se arrepentía de haber dado nombres propios; su hermano Maximino, cara de funeral, se pasó media mañana pidiendo disculpas a los afectados. Y los acusados, poniendo morro y cara de ofendidos.

Los de la Vuelta no podían creérselo. Olano exhibió el cartel de no comment. Los dirigentes del ONCE-Eroski hablaron un poco más. Manolo Saiz y Pablo Antón, director y mánager del equipo, respectivamente, coincidieron en la necesidad de que cierta gente no pudiera hablar más y 'calumniar' impunemente y explicaron que estudian emprender acciones legales contra el 'difamador'. Nadie propuso comenzar a investigar lo que pudiera haber de verdad en las palabras pronunciadas por José María Pérez.