La nariz mecánica

A las narices humanas les ha salido competidor. El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) está ultimando una nariz artificial y una serie de sensores electrónicos con capacidad para evaluar la calidad del aceite de oliva. Una medición, que según defienden los promotores, se realizará 'con el mismo grado de precisión' que la que en la actualidad realizan 'los expertos humanos', y a un menor precio, ya que abaratará 'el elevado coste que actualmente supone la realización de los controles de calidad mediante paneles de cata y análisis químicos'.

El proyecto en cuestión ha desarrollado la electrónica necesaria para crear sensores con capacidad de evaluar los distintos criterios con los que se mide la calidad de los aceites, en concreto los del aroma, el color y la acidez. El del aroma, conocido como 'nariz artificial' está compuesto por ocho sensores de gases que detectan los diferentes atributos negativos y su densidad.

En el proyecto se ha trabajado fundamentalmente en la detección de los tres atributos negativos más comunes en España (rancio, avinado y atrojado) en dos tipos de aceite extravírgenes representativos. Los resultados, según defienden sus impulsores, 'han demostrado que la nariz artificial diseñada es fiable' y demuestra que es posible realizar una buena predicción mediante este procedimiento'. Es, en definitiva, un proyecto de narices.