Cien creaciones por amor al arte

Los creativos Manuel Vicente, Pedro Rojo y Montse Gómez son un trío de amigos y compañeros de trabajo cuyo amor al arte no pasa desapercibido. Desde marzo de 1984 mantienen en su taller de Bilbao (Alameda de San Mamés, 13) un escaparate que no es un usual reclamo para posibles compradores, sino un cajón, como ellos le llaman, en el que muestran sus creaciones artísticas.

Este cajón de arte, que cambia cada dos meses, ha llegado a centenario, pues la última creación que se puede ver hasta el próximo mes de agosto en El Cajón hace el número 100 de estos tres creativos y malos estudiantes a los que les sale de dentro mostrar arte y hacerlo de forma altruista. 'Es una experiencia profesional y humana difícil de explicar', comenta Pedro, quien rubricó el 28 de diciembre de 1983 con Manuel Vicente un contrato de honor para trabajar juntos y en el que se comprometían a mostrar sus creaciones en El Cajón.

A lo largo de todo este tiempo, su espacio abierto a quienes pasan por delante de su taller ha demostrado que la experimentación en el arte es un camino sin límites. En sus creaciones han utilizado desde cáscaras de huevo hasta barras de pan, escayola, madera, corcho, telas tintadas, cristal, aluminio, sacos e incluso unos artísticos huesos de animales que encontraron un día paseando por el monte y a los que el paso del tiempo y los líquenes habían aportado un curioso acabado.

'El Cajón nos ha hecho mucha escuela, porque cada dos meses nos provocaba a crear y a investigar', comenta Manuel Vicente, quien añade: 'Hemos hecho muchas cosas que tienen que ver con la escultura, la pintura, la escenografía, con todas las artes'.

Algunos de sus montajes han salido del escaparate del taller para prolongarse por la fachada del edificio y otros han incluido teatro, con reparto de poesías entre el público que pasaba por la calle. Entre cien ejemplos, ha habido de todo y sus propios autores no saben con cuál quedarse. 'Para mí, el cajón más especial es el que está por venir. Una vez que ya está hecho, pierde el interés', apunta Rojo. 'Sinceramente, nosotros hacemos los cajones y luego les ponen los calificativos; innovar es nuestro reto. Si todos aportáramos un poco de lo que quieres, sientes o sabes hacer, la sociedad sería mucho más rica', señala este trío de artistas.

Lo que sí recuerdan especialmente es una carta que recibieron en el buzón de críticas que tienen instalado en el local. 'Nos escribió una señora unas Navidades para decirnos que pasaba por aquí cada día y que el cajón le animaba. Nos metió en el sobre 2.000 pesetas para que nos tomáramos algo. Todavía guardamos el billete', recuerda Montse Gómez.