Darío Urzay expone su obra más reciente en su regreso a una galería de París

El intenso trabajo que ha realizado el pintor Darío Urzay (Bilbao, 1958) en los últimos meses, afincado de nuevo en su estudio de Bilbao, se ha plasmado en la colección de 12 obras de la exposición que ayer se presentó en la galería Xippas, de París. La muestra supone el regreso a la capital francesa de Urzay, tras conseguir hace dos años que una pieza de su anterior exposición fuese comprada por el Fondo Nacional de Arte Contemporáneo, entidad que gestiona la adquisición de obras para los museos franceses.

La obra que Urzay ha llevado a París, y que se podrá ver hasta el 28 de junio, forma el capítulo siguiente a la exposición que la bilbaína Sala Rekalde exhibió a partir de noviembre del pasado año. Entonces se pudo ver una selección de obras creadas en los últimos años, hasta 2000, en que el artista siguió experimentando con su personal síntesis de la pintura y la fotografía, y empezó a trabajar con imágenes tratadas con ordenador. Su obra más reciente continúa la misma senda: las manchas de sus cuadros sugieren imágenes orgánicas, seres vivos observados a través del microscopio o galaxias perdidas.

Su galerista francés recuerda en la presentación de la muestra que esta obra es el resultado de una 'alquimia extraña, una pintura sin pincel', en la que combina el azar, controlado por los conocimientos técnicos, en el manejo de los pigmentos con la manipulación de imágenes fotográficas y digitales. Urzay trabaja dejando que los pigmentos, mezclados con disolventes, se deslicen sobre el lienzo, hasta que la pintura se seca sobre las imágenes fotográficas o generadas por ordenador.