El Athletic se acostumbra a perder

Tarde de globos en San Mamés. Aerostáticos o hinchables. Muñegotes, panfletos, promesas electorales. Un Athletic ganador, un Athletic en Europa. Eslóganes electorales de los dos candidatos, Javier Uría y Fernando Lamikiz, animosos como nadie. Pobres chicos..., empeñados en un trabajo ingente y de difícil solución. Porque dentro, en el recinto futbolístico, todo sonaba a derrota rojiblanca y a paseo primaveral del Málaga, que con lo justo hizo tres goles y con una defensa por debajo de lo razonable sólo consintió uno.

He ahí la medida del Athletic. Un colectivo con visos de cuadrilla en un torneo de verano, apático de actitud, tieso de fútbol, inerte en su juego, bajo mínimos y acostumbrado a perder porque ahora lo importante son las elecciones y la peculiar filosofía de la entidad salvaguarda los puestos de trabajo.

Y el Málaga teje que teje, sin jugar ni bien ni mal, aprovechando las apariciones esporádicas de Musampa o las frecuentes de Roteta para ir metiendo goles en el momento oportuno y seguir soñando con la Copa de la UEFA aunque esté cada semana más difícil.

Y el Athletic, feliz, porque aun perdiendo obtuvo la salvación. El único objetivo. El Athletic no da para más. Digan lo que digan los candidatos, los jugadores les desmiente cada semana. Ayer también.