Nuevo choque entre PP y PSOE en la Asamblea

Los fantasmas del pasado recorrieron ayer el hemiciclo de la Asamblea. Los convocó -tal vez sin querer- Pedro Sabando y los espoleó el presidente Ruiz-Gallardón. El portavoz socialista preguntó al jefe del Ejecutivo cuál era su criterio sobre el procesamiento de Villapalos (acusado de prevaricación y malversación cuando era rector de la Universidad Complutense). Ruiz-Gallardón, en su primera réplica, fue por derecho: dijo que seguiría 'la misma doctrina' que en 1994 siguió su antecesor, el socialista Joaquín Leguina, que no destituyó a José María Rodríguez Colorado, el cual, siendo consejero de Política Territorial, fue acusado de cobrar sobresueldos en su etapa anterior de delegado del Gobierno en Madrid.

Ruiz-Gallardón cerró su primera intervención con una agria advertencia: 'Yo, en la oposición, nunca hice el ridículo preguntando por actuaciones anteriores a la etapa de un consejero, como está haciendo usted'. Sabando reclamó no responsabilidades penales, pero sí responsabilidades políticas. 'Su responsabilidad', precisó, 'no es que nombrara en su día consejero al señor Villapalos, sino que se levante de su escaño, tras este debate, manteniéndole en su puesto'.

Y a continuación, para demostrar que Ruiz-Gallardón sí había exigido en la oposición el cese de consejeros socialistas, reprodujo las palabras que había pronunciado en 1994 Ruiz-Gallardón, entonces en la oposición: 'Si de verdad tiene intención de moralizar la vida pública aplique a su Gobierno los mismos criterios que ha aplicado a los demás, porque la ética no vale con aplicarla a los demás, hay que aplicársela a uno mismo'. El portavoz socialista mantuvo que no es bueno para el Gobierno ni para la Comunidad mantener en el puesto a una persona que dentro de dos semanas deberá sentarse en el banquillo.

No entró a ese trapo el presidente. Y logró defender la difícil posición de su consejero defendiendo su propia coherencia política. La coherencia entre lo que dijo en la oposición y lo que ahora, en el Gobierno, decía. 'Cita usted palabras mías como si se refirieran a Rodríguez Colorado, cuando no me refería a él'. Ruiz-Gallardón, sin citarlo, hablaba de Virgilio Cano, al que se le relacionó con algunas actuaciones irregulares siendo miembro del Ejecutivo socialista.

El presidente recordó a Sabando que nunca había pedido responsabilidades a Leguina por lo que sus consejeros hubieran hecho antes de ser nombrados. Y le tildó de ignorante en derecho por hablar de procesamiento, cuando técnicamente no hay tal, contra Villapalos. Llegó a poner en duda la capacidad democrática del socialista por no conceder a otros lo que exigía para la gente de su partido.

Ruiz-Gallardón sacó a relucir entonces a Virgilio Cano -'al que usted ha puesto a controlar las cuentas de Telemadrid y está acusado de cohecho'- y al diputado Antonio Carmona, sobre el que los jueces han aceptado una querella, interpuesta por Villapalos.

En la sesión parlamentaria, el presidente regional destacó además los beneficios de la operación urbanística de la Ciudad Deportiva del Real Madrid: 'De los 150.000 metros que completan el total, 60.000 se destinarán a zona verde, y más de 10.000, a viarios públicos'. Sólo el 19% se destinará, según él, a uso lucrativo.