Un juez envía a prisión a otro aliado de Jatamí en Irán

Los tribunales han vuelto a hacer política en Irán. La condena ayer a un año de cárcel al viceministro del Interior, Mostafa Tajzadeh, por 'complicidad en fraude electoral', supone un nuevo golpe del establishment conservador a los reformistas que, con grandes dificultades, llevan cuatro años tratando de democratizar la República Islámica.

Tajzadeh, de 44 años, fue el encargado de supervisar las elecciones legislativas del año pasado, en las que la corriente reformista obtuvo un triunfo arrollador. Las acusaciones de fraude de los conservadores obligaron a repetidos recuentos y provocaron un duro enfrentamiento entre los responsables de Interior y el Consejo de Vigilancia de la Constitución, encargado de validar y proclamar los resultados. Desde entonces, el ala más inmovilista del régimen, que mantiene el control del poder judicial, las fuerzas de seguridad y la radiotelevisión, trata de castigar a este alto funcionario y, sobre todo, de impedir que vuelva a ejercer la misma función en las presidenciales del 8 de junio.

El viceministro, que ayer volvió a insistir en su inocencia, tiene ahora tres semanas para recurrir el fallo que también le prohíbe ejercer cargos públicos durante 39 meses y supervisar elecciones en un periodo de seis años. Pero el daño está hecho, y a decir de los analistas políticos, la sentencia abre una nueva fase de tensión política en Irán.

Junto con Tajzadeh, el tribunal también condenó a 18 meses de cárcel y 23 de inhabilitación por complicidad en el fraude al gobernador de Teherán. Además, los conservadores han acusado de 'fraude electoral' al propio ministro del Interior, Abdolvahed Musaví-Larí, un clérigo moderado aliado del presidente Mohamed Jatamí.