Pujol intenta calmar la tensión con Unió por el encumbramiento de Mas

El río no se desbordará, pero, por si acaso, ayer Jordi Pujol volvió a ejercer de gran canalizador. El presidente de la Generalitat y de Convergència habló con Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió (UDC), y Núria de Gispert, secretaria general de ese partido, que transmitieron al presidente de la Generalitat y de Convergència el desagrado con que los democristianos han asumido el nombramiento de Artur Mas como conseller en cap. Unas horas más tarde, la ejecutiva de Convergència, en un ejercicio de prudencia, evitaba cargar contra Unió. El propio Mas se mostraba conciliador tras la agitada reunión de la ejecutiva de UDC, que en un comunicado rechazó las condiciones propuestas por sus socios y consideraba innecesaria la reestructuración del Gobierno catalán que catapulta al flamante conseller en cap como delfín de Pujol.

Ambos partidos expresaron ayer su esperanza en que las negociaciones que se inician la próxima semana tengan un buen final para la refundación de la coalición nacionalista.

A pesar de este cambio de clima, Duran Lleida no ha despejado cuándo dejará el Consell Executiu. Ayer mismo, en Palma de Mallorca, le transmitió a su homólogo balear que es mejor que ciertos temas los trate en el futuro con su sucesor en el Departamento de Gobernación.