La esposa del derrocado presidente Milosevic asegura que el Tribunal de La Haya es la "moderna Gestapo"

La profesora de sociología Mira Markovic, esposa del derrocado presidente de Yugoslavia Slobodan Milosevic y dirigente del partido marxista Izquierda Yugoslava (JUL), declaró al periódico de Viena Kurier que el Tribunal Penal Internacional de La Haya es "la Gestapo de la época actual, y sus cárceles, los campos de concentración de los tiempos modernos". Por su parte, el presidente de Yugoslavia, Vojislav Kostunica, afirma en el periódico francés Le Figaro que organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos "trabajan a favor de la independencia de Kosovo y contra la integridad territorial de Yugoslavia".La proximidad de las elecciones de Serbia, que se celebran este sábado, ha provocado la reaparición de los Milosevic, refugiados en sus casas de Dedinje, el barrio residencial de Belgrado, desde la caída del régimen el pasado 5 de octubre. Hace días, Milosevic se explayó durante dos horas en un canal de televisión. Ahora, su esposa, Markovic, ha concedido la entrevista a Kurier publicada ayer.

La JUL se presenta a las elecciones sin el colchón de seguridad que le ofrecía el Partido Socialista de Serbia (SPS) de Milosevic, y esto garantiza ruina. La JUL no rebasará el 5% y se quedará sin representación en el futuro parlamento de Serbia. En la entrevista declara Markovic que la JUL es el único partido que defiende la idea de Yugoslavia, "la más progresista, cuando se trata de organizar la vida de los eslavos del sur". Preconiza Markovic una "comunidad de los pueblos balcánicos".

Sobre su vida privada asegura Markovic: "el poder no es importante en nuestras vidas" y, con un toque de añoranza, afirma: "Éramos muy felices cuando él era director de banco". Markovic declara que ella y sus hijos deseaban el fin del mandato de Milosevic: "Para nosotros, las cosas eran terriblemente difíciles cuando él estaba en el poder".

El diario Kurier informa de que Markovic vive obsesionada con la idea de que la van a envenenar. Por eso, cuando va a comer a un restaurante, cambia de repente la comida que ha encargado e incluso la da a probar a algún acompañante.