Un equipo sin brújula

El Inter es, hoy por hoy, un equipo que navega sin brújula en una noche larga, oscura y profunda.Después de su enésimo traspié liguero, ante el Fiorentina, apenas ha sumado 12 puntos, 13 menos que el Roma, líder. Su nuevo entrenador, Marco Tardelli, que hace una semana, eufemísticamente, había definido a su conjunto como "imprevisible", ha reconocido al final: "Lamentablemente, no somos un grande".No parece que el tan esperado reingreso de Vieri haya significado un cambio importante. Cierto es que el ex atlético todavía dosifica sus presencias y esfuerzos con el fin de ir recobrando de forma gradual su nivel.

Mientras tanto, el ex valencianista Farinós, titular con Tardelli, tampoco logra lucirse en medio de la maraña de imprecisiones y nervios imperante. A su vez, el ex madridista Seedorf, lejos de su mejor momento, parece abonado al banquillo de los suplentes y es la imagen misma de la melancolía.

Por añadidura, la vuelta de Vieri y algún gol importante conseguido por el turco Sükur -por ejemplo, el que eliminó al Hertha de Berlín- también han dejado fuera momentáneamente a Zamorano.

En tales circunstancias, Recoba, algunas veces acusado de excesivo individualismo, es junto a Blanc uno de los puntos más altos que presenta la actual formación.

A la espera de un Ronaldo redentor -los optimistas creen que estará en condiciones de jugar a finales de febrero; los más realistas no lo esperan antes de abril-, Jugovic alza la bandera de los restablecidos físicamente, pero aún no futbolísticamente.

Después de haber invertido la friolera de 10.000 millones de pesetas en un solo año, es natural que el presidente, Massimo Moratti, se sienta desilusionado. Los observadores de la vida del club hablan de un alejamiento cada vez más marcado entre el equipo y él. Ya no asiste a los partidos de fuera de Milán ni a los entrenamientos y tampoco arenga a sus jugadores como solía hacerlo. Hay quienes prevén que, si todo continúa así, intentará arrebatar al Milan su técnico, Alberto Zaccheroni.