La victoria del desafuero
Gladys Marín perdió a su compañero en 1976 durante la represión que siguió al golpe de Estado de Pinochet. En 1998 presentó la primera querella criminal en Chile contra el ex dictador y todavía senador Augusto Pinochet. Ayer, la secretaria general del Partido Comunista de Chile se esforzó en recordar que su caso es sólo uno más entre los cientos de víctimas de la dictadura. "El desafuero es nuestra victoria", aseguró Marín en Madrid. Una victoria que reivindicó para los más modestos protagonistas del proceso judicial que retuvo al dictador en Londres y le quitó la inmunidad en Santiago: los amigos y familiares de los desaparecidos que se movilizaron hasta elevar a 170 el número de querellas contra Pinochet. En una rueda de prensa junto al coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita, Marín agradeció también la solidaridad recibida desde España a través de grupos sociales y formaciones políticas (en especial de IU, que presentó una querella y abundante documentación en los tribunales españoles). Para Marín el desafuero decretado el pasado 8 de agosto por la Corte Suprema chilena por el caso de la caravana de la muerte no habría sido posible sin las diligencias abiertas por la Audiencia Nacional a instancias de Baltasar Garzón. Ahora Pinochet tiene dos salidas, aseguró, "o va a la cárcel o tiene que declararse demente".
Aunque reconoció que "el desafuero es el avance de una sociedad traumatizada por los horrores de la dictadura", Marín se mostró escéptica respecto a la transición chilena. Los cambios han sido lentos y pocos. Para la líder comunista, en Chile se ha producido la transición más conservadora de Latinoamérica, un caso muy distinto a lo ocurrido en Paraguay o Argentina. Una muestra: Chile conserva la Constitución de Pinochet. En el día de la Unidad Nacional, Marín rechazó que el país atraviese por un verdadero proceso de reconciliación. "No puede haber reconciliación, aunque sí convivencia democrática".
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