Pocos árboles

No soy ningún ecologista exacerbado, ni pertenezco a ninguna ONG dedicada a la denuncia de las chapuzas medioambientales. Simplemente soy una persona que posee una mínima sensibilidad hacia la naturaleza. Ayer terminó mi veraneo. Paso las vacaciones en Ibiza desde hace 18 años y no para de sorprenderme el esplendor de sus montes año tras año, que, repletos de pinos, parecen una hermosa alfombra verde. Incluso la parte de la isla que se quemó hace unas dos décadas, aproximadamente, se está recuperando. Dicen que así estuvieron todos los montes de las costas mediterráneas.Sin embargo, cuando atraca el barco de vuelta en Denia, la estampa no es la misma. En primer lugar, observando el conocido Montgó, que ha sufrido numerosos incendios, uno se da cuenta de que ya sólo queda roca, contados árboles. Y la pena continúa, pues el camino hasta Madrid por la N-III es entristecedor, exceptuando los parajes de las Hoces del Cabriel -que, evidentemente, se ven alterados por el paso del macropuente de la autopista-. Señor Zaplana, señor Bono, señor Ruiz-Gallardón, ¿cuándo comenzarán a plantearse unas mínimas acciones de reforestación que eviten la pérdida de lo que hoy son zonas fértiles para que crezcan árboles? Señor Matas, téngalo usted también en cuenta. Bastantes son ya los incendios que cada día llenan las páginas de información como para que no se intenten recuperar las zonas devastadas por el fuego antes de que sea tarde.- Juan Ignacio Signes de Mesa. Torrejón de Ardoz. Madrid.