El oído, aunque duela, no hay que tocarlo

- El cloro de las piscinas no tiene por qué afectar al oído. Mucho más le afectará introducir en él un objeto extraño para rascarse o para eliminar la cera. La gran mayoría de las consultas médicas que se producen en verano sobre problemas de oído se deben a lesiones e infecciones provocadas por una manipulación inadecuada del mismo. También la contaminación del agua, la humedad permanente en esa zona, o los cambios bruscos de temperatura causan problemas. - ¿Qué hacer? Lo primero, mantener seco el pabellón auditivo el mayor tiempo posible. Un secador, colocado a 15 centímetros de distancia durante unos minutos, servirá para conseguirlo. Para extraer los tapones, lo mejor es acudir al médico; tomar iniciativas por cuenta propia o recurrir a terceros está prohibido. En las farmacias se venden tapones que, como medida preventiva, son una alternativa eficaz a las molestias que pueda generar un oído húmedo.

- Los vértigos y mareos, generalmente provocado por una inmersión rápida, son un problema añadido para muchos bañistas; algo que, como se sabe, tiene que ver con el oído. Cuidado con abusar de los medicamentos (gotas) que, si bien son beneficiosos cuando se utilizan bajo prescripción médica, usados sin control pueden ser más dañinos que la propia enfermedad.