Bárbaros
Cualquier calificativo se queda corto ante el inaudito acto criminal cometido en Chiquinquirá contra Elvia Cortés Gil, una modesta madre boyacense que fue convertida en una bomba humana por un grupo armado, presumiblemente de las FARC. (...) Un acto de calculada crueldad que estremeció al país y le propinó un terrible golpe anímico a una sociedad que debe preguntarse con qué clase de gente se está negociando en el Caguán.(...) Es comprensible que el Gobierno, contra todas las provocaciones de la guerrilla, trate de preservar un esfuerzo en beneficio de la paz que cada vez parece más lejana. (...) Cada día parece más cierto que esta envalentonada guerrilla se encoge de hombros ante las respuestas del Gobierno. Cada acto criminal suyo es una prueba de lo que es capaz de hacer para arrodillar al país y un anuncio de que seguramente lo que viene será mucho peor. En eso está hace rato y no hemos querido darnos cuenta, a pesar de que casi todos estamos no sólo con el agua al cuello, sino ya con la bomba al cuello.
(...) Pero mientras se construye el país igualitario y armónico que todos anhelamos, no se puede permitir que en Colombia se establezca el imperio de la barbarie, que con tanta saña y crueldad impone una guerrilla que asesina y ahuyenta a los colombianos que producen y que aún se aferran a su patria. Pero hechos como éste matan cualquier ilusión, pues no hay país, no hay proceso de paz -por más generoso que sea-, no hay conciliadores o apaciguadores que resistan un golpe artero como el que desde hoy encarna el cobarde asesinato de doña Elvia.
Bogotá, 17 de mayo
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