Tres familias españolas pierden sus viviendas en el accidente

Amsterdam Tres familias españolas perdieron sus hogares en la tragedia de Enschede, según confirmó Francisco Soriano, consejero laboral de la Embajada española en La Haya. Los afectados perdieron todas sus posesiones, aunque no sufrieron daños personales. Ninguno de ellos se encontraba en su hogar el sábado por la tarde, cuando se iniciaron las potentes detonaciones en cadena.

En Enschede, donde viven 400 españoles modestos y la mayoría procedentes de la inmigración de comienzos de los años sesenta, hay otras familias que han sido afectadas por la explosión en menor grado, con los cristales de sus casas rotos o los tejados a punto de derribarse.

La comunidad española se reunirá mañana en la Casa del Inmigrante para organizar grupos de ayuda. Jan Mans, el alcalde de la ciudad, anunció que la ayuda sería inmediata. "No habrá limitaciones; estamos disponibles", dijo, y explicó que habrá una ayuda inmediata de 50 dólares por persona.

En la tarde de ayer ya se habían desplazado a la zona de la catástrofe equipos de constructores para reponer ventanales y reparar los techos. Aún hay una extensa zona que no se puede habitar por el peligro de contaminación del asbesto, que, según los expertos en medio ambiente, está siendo medido por su intensidad y riesgos para la salud.

La tragedia en la ciudad, de 145.000 habitantes, cuya historia quedará marcada por la explosión de Fireworks, arrojará consecuencias que pueden terminar en un debate político.

Las autoridades han asegurado que la fábrica, fundada en 1977, fue controlada hace sólo unos meses y que todos los mecanismos de seguridad funcionaban.

Anoche estaba previsto que los refugiados durmieran en una gran sala del centro deportivo municipal de la ciudad. Los primeros debates públicos denuncian que la causa de la tragedia obedece probablemente a la negligencia política y a una falta de la visión elemental para crear una zona urbana sin riesgos.