Maniobras de evasión y frialdad en los pasillos

José Emilio Cervera, consejero de Sanidad, entró ayer en el hemiciclo de las Cortes Valencianas cuando el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, departía con otros miembros del Consell, momentos antes del inicio de la sesión de control al Ejecutivo. Obligado a pasar junto a ese grupo para llegar hasta su escaño, Cervera se paró en la escalera, como esperando a que el presidente le saludara; pero Zaplana le ignoró. Cuando el consejero reemprendió el camino hacia su sitio, nadie hizo ademán alguno para pararle. Y no porque no le vieran, porque el propio Zaplana, de espaldas, incluso se apartó para dejarle pasar. Al término de la sesión de control al Ejecutivo se registró una escena parecida. En esta ocasión, al pasar, el consejero le dio una palmadita en el brazo al presidente, que no se inmutó. José Emilio Cervera abandonó raudo el Parlamento.Estas escenas dieron pie a que varios diputados de la oposición comentaran después que Cervera "huele a muerto", convencidos de que políticamente la situación del consejero es insostenible. La oposición considera que en su respuesta a la pregunta sobre el caso Cervera, Zaplana, pese a avalar la legalidad de la gestión de Cervera en su época de director general de Modernización de la Función Pública, se distanció ostensiblemente del ahora consejero.

Pero no sólo la oposición cree que Cervera "huele a muerto". Algunos diputados del PP lo reconocen en privado, y la propia portavoz del Consell, Alicia de Miguel, hizo ayer un gesto de asentimiento cuando se le hizo un comentario en ese sentido, aunque el jefe de prensa de Zaplana, Pedro García, se apresuró a desmentirlo. Ayer por la tarde una fuente oficial del Consell insistió en que, pese a las apariencias, el apoyo del presidente a su consejero de Sanidad es absoluto.