Dos genios al fin juntos

Barry Joule, íntimo amigo de Francis Bacon, recuerda que el pintor dublinés, afincado en Londres desde los 17 años, después de varios desencuentros con su padre, era capaz de explicar lo más difícil de la forma más sencilla: "Yo creo que un genio se caracteriza por esa capacidad precisamente. Y Bacon sabía contarle a cualquier fontanero que iba a su casa lo que estaba pintando y por qué lo pintaba así". Sin embargo, cada vez que se le preguntaba sobre algun pintor coetáneo, Bacon se volvía mudo. Rechazaba cualquier acercamiento a casi todos sus contemporáneos. A casi todos... excepto a Picasso.

"Fue en 1992, en el último año de su vida, cuando Bacon tenía 83 años, y después de haber visitado conmigo el museo de Picasso, cuando me reconoció, amargamente, que toda su vida, toda su carrera, había sido una lucha con Picasso. Aquello era una rara, vulnerable y humilde declaración de un artista tan autárquico e independiente como Bacon. Y concluyó el tema diciendo, que, aunque dudaba que algún día ocurriese, le gustaría que sus cuadros se expusieran cerca de los de Picasso. Me dijo que sería un gran honor para el".

Por esa razón el museo de Arte Moderno de Dublín ha expuesto las piezas atribuidas a Bacon, junto a otros 120 trabajos de Picasso elaborados sobre imagenes de periódicos y revistas. Nunca hasta ahora había sido menos cierto aquello de que el periódico de hoy sólo servirá para envolver el pescado de mañana.