Entre el teclado y la batuta

El cotizado pianista y director de orquesta de origen ruso Vladímir Ashkenazi (Gorki, 1937) regresa esta noche al Auditori de Barcelona, escenario en el que debutó el pasado mes de junio ofreciendo uno de los primeros recitales de lujo del flamante edificio diseñado por Rafael Moneo. En su nueva cita con los melómanos barceloneses, Ashkenazi actúa con una de las mejores orquestas europeas, la centenaria Filarmónica Checa, con un programa integrado por obras de Mozart y Prokófiev que permite disfrutar a fondo su doble condición de pianista y director. El concierto, en el marco de la temporada de Ibercàmera, comienza a las 21.00 horas.Ashkenazi, titular de la Filarmónica Checa desde 1998, abrirá el programa tocando y dirigiendo desde el piano una de las más conocidas partituras mozartianas, el Concierto para piano núm. 20 en re menor, K 466. El músico ruso, que abandonó la ex Unión Soviética en 1963 y 10 años después adquirió la nacionalidad islandesa, dirigirá en la segunda parte de la velada la Sinfonía núm, 5, de Prokófiev, una de las más brillantes muestras del sinfonismo ruso del siglo XX.

Con más de treinta años de carrera internacional a sus espaldas, Ashkenazi reparte su tiempo entre el teclado y la batuta, y mantiene una estrecha relación artística con la Filarmónica de San Petersburgo, la Sinfónica Alemana de Berlín y la Filarmónica Checa. Entre sus más recientes trabajos discográficos destacan su versión de los 24 Preludios y fugas de Shostakóvich, galardonada con un Grammy, y su serie consagrada a la obra sinfónica de Scriabin.