Racing y Real Sociedad siguen abonados a un pírrico empate

Ni Racing ni Real; ni Benítez ni Clemente. Nadie sabía qué hacer con el partido. Después de 90 minutos de perplejidad, de incapacidad de dar con el quid de la cuestión, el empate a cero fue el resultado más equitativo. Ambos hicieron honor a su reinado del empate: el cuadro cántabro sumó el noveno en su feudo y el donostiarra el séptimo lejos de Anoeta.Racing y Real jugaron con el rumbo perdido. Sólo De Pedro y Colsa empuñaron el timón con ánimo de enderezar las cosas. Inexplicablemente, Clemente sentó en el banquillo al timonel de su equipo, autor de los mejores disparos a puerta, dio entrada a Mutiu y se conformó con acabar la travesía con vida. Todo el juego de la Real tenía como referente obsesivo al pívot Jankauskas, mientras que el Racing centraba su fijación en el pichichi Salva. Ambas estrategias resultaron fallidas. El defensa vasco Gurrutxaga anuló al goleador cántabro. Ayer, Salva, un hombre que marcaba todos los goles del mundo, buscó con denuedo su tanto número 22, pero el marcaje implacable de Gurrutxaga, asociado a la ausencia de juego de su equipo por las bandas, convirtieron al pichichi en un jugador frustrado.

El Racing no sacó provecho de su superioridad numérica durante casi 20 minutos, a raíz de la expulsión de Fuentes. Espina, cerebro cántabro, no secundó la labor creativa de Colsa, y los delanteros no pudieron superar la muralla rival.