La psique y las "palometes"
Antes de que se montara el servicio de recogida domiciliaria de despojos humanos que son los actuales tanatorios-siemprevivas-siempre-a-su-servicio, per mi no cal, donde, maquillando la muerte, se puede huir del ocultado difunto con la excusa de querer recordarlo vivo, antes, digo, al faltar una persona, se le abría un corte en el dedo índice de la mano derecha. Se trataba de facilitar a la animeta su salida de aquel cuerpo inánime. Cuando nos heríamos, al brotar la sangre, nos advertían que se"ns escaparia l"animeta.En aquel preciso instante, dado que la muerte era pública y organizada por el moribundo que tenía el honor de presidirla, del último suspiro, se podían ver en la habitación las inefables palometes, la mariposa de la polilla - "Així com l"arna menja la vestidura, així la tristor rou lo cor", dejó escrito Antoni Canals- o de la carcoma, portadoras de almas. Una palometa era -se nos decía- una animeta material y antropomorfa como la nineta del arte y el teatro religioso. Se asegura que en 1419, en Vannes, se vió revolotear sobre el cadáver de Vicent Ferrer esta especie autóctona de palometes.
Aquella humilde, doméstica y pueblerina mariposa representaba la luliana "sustància spiritual raonable donant forma al cos humanal" desde hacía milenios y, ¡nosotros sin saberlo! Los griegos a nuestra palometa ya la llamaban "psique" y ya le daban el mismo valor simbólico que nuestro pueblo y asimismo significaba espíritu, aliento, vida, ser y sombra (se nos contaba que quienes vendían su alma al demonio se notaban porque no proyectaban sombra, ni buena ni mala).
Antes de las frías fábricas de muertos, noviembre era el mes dedicado al recuerdo de las almas antepasadas y el día de hoy había que festejar a san Guri, que guardaba a la gente de malignos peligrosos, como las "ànimes en pena".
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