La vida al revés

Es tal la función de saneamiento respecto a la captura de insectos que realizan estos pequeños mamíferos, que su progresiva limitación de hogares adecuados podría generar en un futuro problemas de salud con la aparición de plagas no controladas. Los hay de campo y de ciudad, pero en este caso el Pipistrellus se encuentra como pez en el agua entre las calles de Córdoba y allí ha pasado el verano formando grupos y viendo la vida del revés por el día y sobrevolando nuestras cabezas por la noche en busca de moscas, mosquitos, mariposas y un sinfín de insectos apetecibles para este exquisito cazador, que es capaz de volar sin ser oído, de capturar a su presa sin verla y de encontrar los refugios más frescos y reservados.

Con este tiempo, los grandes grupos comienzan a dispersarse al escasear el alimento, buscando refugio en zonas seguras dentro de la ciudad o en sus alrededores. Allí serán capaces de aletargarse hasta límites sorprendentes, llegando a tener tan sólo tres pulsaciones por minuto. Cada año las hembras suelen sacar adelante una cría en ese mundo al revés que requiere un alto sacrificio, ya que el alimento base suele tener un índice de sustancias insecticidas apreciable. Aún así, todos los años nos recuerdan la llegada del buen tiempo y la abundancia de insectos.