Avergonzado
Soy el responsable de personal de una pequeña empresa constructora, y en estos días estoy seleccionando gente para ampliar la plantilla. A pesar de que, según las estadísticas, uno de cada diez españoles está en paro, lo cierto es que, dentro del sector de la construcción, el paro es escaso y cuesta encontrar personal. Decidí contratar a una persona de Marruecos, con permiso de trabajo en España. El único inconveniente era que en el permiso figuraba como trabajador doméstico, así que intenté informarme de cómo había que arreglar eso. En el Ministerio de Trabajo, después de hablar con varios funcionarios y tener que llamar a teléfonos distintos, sólo conseguí que me dijeran que tenía que ir en persona, ya que por teléfono no informaban, a la calle de Bretón de los Herreros, 41. Una vez en Bretón de los Herreros me encuentro el desagradable panorama de ver dos filas de extranjeros esperando en la calle. Había unas 300 personas, mientras que los españoles que iban a realizar otros trámites de la Seguridad Social pasaban delante de los que esperaban para arreglar sus papeles o simplemente para informarse o comprar los impresos. Luego me enteré de que llevaban allí desde las tres de la madrugada esperando, y que a la una cerraban y dejaban en la calle a los que quedaran. Después de varias llamadas, conseguí un teléfono de información, ese que según el Ministerio de TrabajoPasa a la página siguiente
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no existe, donde me dijeron que tenía que esperar la cola para comprar un impreso de solicitud de cambio de trabajo, y que después de "unos meses" (por lo visto siete u ocho) podría contratar a Mustapha. Me avergüenzo del trato que mi país da a los que vienen buscando un puesto de trabajo, igual que hicieron mis abuelos yendo a Alemania o a América. Y más me avergüenzo cuando veo que sólo ocupan los puestos de trabajo que los españoles no quieren, como en el campo o en la construcción.-
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