La función de la memoria histórica

En referencia a lo comentado por Fernanda Roméu Alfaro, el día 14 de septiembre, sobre el tema de los actos realizados para recordar a los exiliados españoles en Francia durante la guerra civil, me gustaría decir que la memoria histórica no ha de entorpecer, en el presente, el desarrollo de cualquier nación. Es fundamental conocer y no "olvidar" el pasado, pero siempre pensando en el futuro, no es bueno remover aquello que no produce más que dolor en vano, en el corazón de los que lo vivieron. Actos para recordar la desunión, la violencia y la represión que se ejercieron mutuamente republicanos y nacionales (no sólo fueron víctimas los frentepopulistas) vuelven a abrir la herida de una España que una vez estuvo separada, no por ideologías, sino en función simplemente de donde te hubiese tocado vivir. La herida abierta entonces ya está afortunadamente cerrada, salvo excepciones nacionalistas que parece tienden a desaparecer. La reconciliación de los españoles se ha producido desde que vivimos en un marco constitucional que nos ampara a todos, que permite una España plural, donde la libertad es uno de los valores básicos. Recordar el pasado, con actos en el fondo ideológicos y no con el fin de que las futuras generaciones aprendan lo que ocurrió, nos hace dar un paso atrás en nuestro propósito de hacer evolucionar nuestro país hacia un futuro mejor.A modo de apunte, decir que los antecesores de los ministros franceses, que tan emocionados estaban en el acto, no mostraron la misma emoción a la hora de decir a Franco que repatriara a todos esos exiliados, porque les salía muy caro mantenerlos, en aquellos campos de concentración. Apuntémonos todos a un acto: el de intentar mejorar día a día la convivencia entre todos, la hora de los viejos rencores ya no tiene sentido, si es que alguna vez lo tuvo; estamos en una nueva realidad, hoy día somos una nación democrática homologable a otras potencias europeas, estamos integrados en una nueva Europa común.- .