Washington aplica el toque de queda para los menores de edad

Washington acaba de vivir su primer fin de semana bajo el toque de queda, pero la severa medida no tiene nada que ver con la guerra o el terrorismo, ni afecta a toda la población. Como decenas de otras ciudades en el país, la capital de Estados Unidos aplica la prohibición de circular de noche por sus calles -desde las 11 hasta las 6 de la mañana- sólo a los menores de 18 años. Se trata de una medida destinada a alejar a los adolescentes del alcohol, las drogas, el sexo prematuro y la violencia.

La implantación del toque de queda para los menores de edad fue aprobada por el Ayuntamiento de Washington en 1995, pero no ha podido entrar en vigor hasta mediados de la pasada semana, después de una larga batalla en los tribunales. Finalmente, el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos ha sentenciado que esta decisión no es anticonstitucional. Según esa sentencia, los adolescentes "no tienen un derecho inalienable a circular por las calles o reunirse en público a altas horas de la noche". El toque de queda prohíbe que los menores de 18 años caminen por las calles de la capital entre las 11 de la noche y las 6 de la mañana, a no ser que vayan acompañados por sus padres o mayores de 21 años designados por éstos. Los viernes, sábados y domingos, los adolescentes pueden permanecer un poco más en las calles, apenas una hora más. El toque de queda durante el fin de semana se extiende entre la medianoche y las 6 de la mañana. Los adolescentes de Washington están obedeciendo el toque de queda, informó ayer la policía de la capital, que ha destacado coches de patrulla especiales para aplicar la medida en torno a bares, discotecas, locales de comida rápida, parques y alrededores de residencias estudiantiles.

Calles negras

En el fin de semana solo se registraron una decena de detenciones. Los chavales trasnochadores fueron trasladados a comisarías, pero a áreas diferentes de los calabozos, precisó la policía. Una vez allí, fueron identificados y comenzó la localización de sus padres o tutores. Las penas previstas para los que inflinjan la norma son 25 horas de servicios comunitarios, que pueden ir desde la recogida de basura al borrado de pintadas. Los padres también son castigados con 500 dólares de multa (unas 80.000 pesetas) y la prestación de servicios comunitarios. Esta medida, de la que el presidente Bill Clinton es firme partidario, rige también en decenas de otras ciudades norteamericanas.

La Asociación Americana de Libertades Civiles (ACLU) intentó oponerse a su entrada en vigor en Washington y consiguió en octubre de 1996 una sentencia favorable a sus tesis del juez de distrito Emmet Sullivan. En EE UU el debate sobre el toque de queda para adolescentes adquiere también un tinte racial. Las minorías negra e hispana denuncian que los hijos de las clases medias blancas disponen de buenas casas, con frecuencia con jardines traseros, para entretenerse, mientras que los suyos sólo tienen las calles.