Un raterillo con antecedentes

Sus padres, emigrantes andaluces asentados en L"Alcoià, -primero en Planes, donde nació Francisco Gómez Simón, y luego en Alcoy- dejaron de tutelarle en abril de 1988, cuando el presunto autor del triple crimen de Benifallim sólo tenía 16 años. La familia numerosa -él era el mayor de cinco hermanos- dejó la masía La Volta, en Planes, para instalarse en el número 24 de la calle Entenza de Alcoy, ciudad donde Francisco creció entre sobresaltos y carreras de ladronzuelo de poca monta. Trabajó esporádicamente en el campo, donde conoció a Francisco Miró, una de sus víctimas. Algunos de los vecinos de la familia describen al presunto homicida como una persona que lo mismo pasaba desapercibida que montaba un cirio. Temperamental y a veces agresivo, no estaba fichado por la Policía de Alcoy como delicuente peligroso. Ni mucho menos. Los agentes de la Policía Local de Alcoy lo reconocieron cuando el juez le envió el viernes a los calabozos municipales, antes de su ingreso en la prisión de Fontcalent. Un raterillo con antecedentes policiales por pequeños robos. Poca cosa. Nadie que lo conocía, y menos sus padres, lo creen capaz de cometer un triple asesinato. Ni siquiera después de que él mismo haya confesado. Cuando supuestamente terminó con las vidas de Elvira, Francisco y Rigoberto, el viernes de la pasada semana, disfrutaba de vaciones en su trabajo, un taller de neumáticos de Cocentaina.