Sobrecogedor

He leído la carta que portaban los dos jóvenes guineanos muertos en el tren de aterrizaje del avión de Sabena y no he podido más que sobrecogerme ante esta realidad de fin de siglo que nos abruma.Me he sobrecogido al enlazar este hecho con la realidad de docenas de pateras navegando cada verano en el Estrecho (nuestro río Grande particular), buscando la mejora de las condiciones de vida de sus ocupantes en un país, como el nuestro, que ha olvidado que es un pueblo de emigración (aún hoy la realidad es que hay más españoles emigrados que inmigrantes en España).

No podremos evitar nunca esta macabra riada de muertos porque es una huida de la miseria. Por mucho dinero que gastemos en blindajes inútiles de fronteras, lo único que conseguiremos es trasladar la ruta de las pateras y de la muerte a otras costas, como las de Canarias.

Tenemos que trabajar para ayudar a esos jóvenes africanos a salir de ese pozo sin fondo en el que se hallan metidos y que ha quedado dramáticamente expuesto en este suceso y en esa abrumadora carta.

Creo que hay que trabajar urgentemente en tres direcciones:

1.La modificación de la Ley de Extranjería. El nuevo proyecto presentado estos días sería un buen comienzo, aunque los calendarios políticos no parecen los más adecuados para permitir este debate parlamentario en esta legislatura.

2.El trabajo de cooperación al desarrollo en los países más desfavorecidos debe intensificarse. Más que nunca, el objetivo de dedicar el 0,7% del PIB al desarrollo debe ser inaplazable.

3.Es necesaria una sensibilización general de la población, empezando por la infancia, que nos haga ver a los inmigrantes como lo que son, personas vulnerables, y que evite los brotes de racismo, cada vez más frecuentes.

¿Conseguiremos algún día un mundo sin pateras?-