El Sáhara, uno de los problemas pendientes para el nuevo rey

Uno de los problemas más graves no resueltos que hereda el príncipe Sidi Mohamed es la cuestión del Sáhara occidental. El proceso de acreditación en la lista de votantes para un referéndum organizado por las Naciones Unidas, previsto para julio del 2000, aún no ha concluido. La cifra provisional, dada a conocer el pasado día 16 de este mes, es de 84.251 personas. Este censo es la clave y en donde se concentra toda la lucha entre Rabat y el Frente Polisario, pues serán esos votantes los que decidan el futuro de la ex colonia española.El Polisario defiende el antiguo censo español, y Marruecos la inclusión de decenas de miles de personas pertenecientes a tribus próximas a las tesis pro anexión de Rabat. Ahora, con la muerte de Hassan II, el calendario previsto para llevar a cabo la consulta queda en el limbo.

Aunque Marruecos, a través del ministro del Interior, Driss Basri, se mostró satisfecho con las primeras cifras anunciadas el día16 -que consideró muy ventajosas para los intereses de su país-, fuentes polisarias denunciaron nuevas maniobras dilatorias por parte del Gobierno de Rabat. Ahora, con la muerte del rey, los temores del Frente Polisario pueden convertirse en realidad.

La Marcha Verde

El problema del Sáhara emerge en noviembre de 1975, aunque la reivindicación marroquí procede de la época de la independencia, en 1956. Durante la grave enfermedad del dictador español Francisco Franco, el monarca alauí ahora fallecido ordenó una invasión pacífica de más de 300.000 personas -la denominada Marcha Verde- sobre el Sáhara español. Este audaz movimiento propició la salida del poder colonial y la firma en Madrid, en ese mismo mes de noviembre de 1975, de un acuerdo tripartito mediante el cual España cedía su antiguo territorio a Marruecos y Mauritania.

Para los saharauis del Frente Polisario, éste fue un acto de traición de España. La ambigüedad del texto de aquellos acuerdos tripartitos, de los que cuatro años después se descolgó Mauritania a favor de Marruecos, permitía al Frente Polisario argumentar que el Gobierno de Madrid sólo había cedido la gestión del antiguo Sáhara español, pero nunca su soberanía, y a Rabat, defender la postura contraria.

La guerra entre Marruecos y el Frente Polisario, el apoyo de Argelia a este grupo y la posición de la Organización para la Unidad Africana a favor del derecho de autodeterminación de los saharauis, y la admisión como miembro de pleno derecho de la República Árabe Saharaui Democrática, crearon problemas a Hassan con todos sus vecinos.

El alto el fuego, en 1991, entre Marruecos y el Frente Polisario encaminó el conflicto hacia una solución política que ahora depende del referéndum. La batalla se ha trasladado a los despachos, pero la enemistad es la misma.