"Genechips" para descubrir mutaciones

Mientras los científicos que trabajan en investigación básica piden a los oncólogos clínicos un cambio de mentalidad para incorporar la revolución que ha supuesto el desarrollo de la biología molecular, Mariano Barbacid, impulsor del Centro Nacional de Investigación Oncológica, instó en Sitges a sus propios colegas a afrontar una nueva revolución: la que se deriva de dos nuevas disciplinas, la genómica y la proteómica, que permitirán identificar los genes y las proteínas implicados en un tumor. "Hace 20 años apenas se conocían 12 genes relacionados con el cáncer. Ahora tenemos identificados más de cien, pero cuando se complete el genoma humano se abrirán enormes posibilidades". No será dificil identificar los genes implicados en los diferentes tumores y tampoco obtener test capaces de identificar en horas, según Barbacid, la presencia de una mutación. El problema será trasladar estas nuevas posibilidades a la práctica asistencial.

Barbacid citó un ejemplo actual: "En el cáncer de vejiga se ha comprobado que entre los pacientes con alteraciones en la expresión de la proteína p-53 la supervivencia a los cinco años se reduce a la mitad respecto a quienes tienen niveles normales Y, sin embargo, todos los pacientes son aún tratados igual".

La aplicación terapéutica de los conocimientos genéticos exigirá nuevas técnicas. Barbacid mostró al congreso un genechip del tamaño de una agenda que no sólo permite realizar biopsias para determinar mutaciones genéticas en poco tiempo, sino relacionar subpoblaciones de células dentro del tumor. Y pronosticó que dentro de cinco años habrá genechips para todos los genes conocidos. También habrá microchips que permitirán identificar las proteínas de un tumor. Estas nuevas herramientas revolucionarán el trabajo de los clínicos, pero exigirán dotar a los hospitales de unas infraestructuras muy complejas, de las que ahora carecen.