Del esplendor a la decadencia

La Colegiata de Gandia, fundada en 1499, adquirió su actual configuración bajo el mecenazgo de la duquesa María Enríquez, nuera del Papa Alejandro VI. De aquella época databa el retablo del altar mayor pintado por el italiano Paolo da San Leocadio y esculpido por Damián Forment, que fue también el autor de la Puerta de los Apóstoles. Esculturas y elementos pictóricos de artistas valencianos como Francesc d"Osona, Roderic y Vicent Maci, de carácter renacentista, y un tesoro artístico de orfebrería decoraban las dependencias del templo. Fueron los años de grandeza para la Seu. A finales del siglo XVI dos terremotos dejaron huella en el monumento. En el comienzo de la guerra civil fue incendiado y saqueado, desapareciendo gran parte de su legado artístico, como el valioso retablo del siglo XV. En 1941 se intervino en el cierre del edificio con un nuevo presbiterio y en 1946 se restauró el culto en el templo. Entre 1967 y 1990 se realizaron las últimas curas de urgencia de carácter menor. El arquitecto Alberto Peñín, que desde 1968 ha participado en los programas de restauración de la Seu, es también el autor del proyecto de intervención urgente de la Consejería de Cultura. Peñín abunda en la necesidad de actuar en el edificio, no sólo para remediar su deterioro, sino para excavar y obtener información histórica y documental sobre el origen del edificio, ya que se cree que se asienta en un solar con restos de una iglesia visigótica, transformada en mezquita y devuelta al culto cristiano tras la reconquista de Jaume I.