EL ESPECTÁCULO DE LA AMISTAD

Se jubila en la profesión, la medicina, pero no en la afición, el ciclismo. Y para reconocer su aportación a la cardiología justo cuando cumplía setenta años, le ofrecieron una cena de homenaje la noche del pasado jueves a Pedro Zarco Gutiérrez, catedrático de cardiología de la Complutense, acérrimo defensor de la sanidad pública y veterano luchador antifranquista, quien, emocionado, no tuvo fuerzas para leer su discurso preparado, pero se congratuló señalando que el espectáculo de la amistad era el premio de su vida. Los dos centenares de asistentes fueron en su mayoría médicos, como Vicente Moya, decano de la Facultad de Medicina de la misma Complutense; Arturo Fernández Cruz, también catedrático y jefe del servicio de medicina interna del Clínico de San Carlos -donde Zarco ejercía la jefatura del servicio de exploración cardiopulmonar-, o Arturo Cortina, colega en la cátedra y director del hospital Central de Asturias, pero también había amigos de otras profesiones, como los periodistas Juby Bustamante y Mariano Soriano o el pintor Eduardo Úrculo. Este médico eminente que cuidó en su día del corazón de Dolores Ibarruri, Pasionaria, entre otras muchas muestras de reconocimento recibió un telegrama de Javier Solana, que tuvo tiempo de acordarse en Bruselas, en pleno fregado con Milosevic, del viejo galeno que demuestra su juventud cuando a diario acude a trabajar en bicicleta por las atascadas calles de Madrid.- ,