Reincidentes
JAIME ESQUEMBRE Lo que distingue al ser humano del resto de animales es la inteligencia, dicen. Quien escribió ésto no pensó en que siglos más tarde nacería en Alicante un concejal capaz de tropezar hasta tres veces en la misma piedra. Una por año. El edil de Asuntos Sociales, José María Rodríguez Galant, democristiano para más señas, ha firmado la sentencia de muerte de un asentamiento chabolista del barrio de Benalúa en el que malviven 18 familias de etnia gitana. Los infames barracones serán demolidos por las piquetas municipales el 8 de enero, fecha elegida por Galant para su peculiar regalo de Reyes. Como en las otras ocasiones, el gobernante apelará a la legitimidad de su poder para acometer el desahucio. Se le olvidará, como en las otras ocasiones, invocar el derecho que tienen los españoles a disponer de una vivienda y una existencia dignas. Eso no cuenta. Se opta una vez más por la política del avestruz: no veo chabolas, luego no existe vida miserable. Y para no verlas, nada mejor que quitarlas de enmedio por la vía más rápida que se conoce. Es lo que el PP ha venido en llamar operación limpieza, en la que involucra a obreros y policías para mayor gloria de la hazaña. En marzo ya lo hicieron con el asentamiento de El Montoto. Por el momento, parece que la operación sólo preocupa a la concejal Camino Remiro, de EU, dispuesta a amarrarse a una chabola para evitar el derribo. La demolición del asentamiento volverá a ser noticia nacional. Seguro. De las 18 familias afectadas, sólo la mitad obtendrá una vivienda para el realojo, de acuerdo al censo oficial elaborado en 1991, que las autoridades locales se niegan a actualizar. Es decir, que el 8 de enero, si alguien no lo remedia, nueve familias serán despojadas de cuanto poseen y abandonadas a su suerte. El solar que hoy ocupan está destinado a acoger bellos edificios con piscinas circulares, pistas de squash y frondosos jardines comunitarios. Es el progreso urbanístico, aliado del avestruz y de la Democracia Cristiana para desgracia de los gitanos. No les conmueve ni la Navidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Discurso a la nación: Trump exagera sus logros económicos y se olvida de Venezuela
Vicky Colbert, socióloga: “Si los niños son diferentes, la escuela tiene que adaptarse a ellos, y no al revés”
‘Arancel’, la palabra del año para la FundéuRAE no habla solo de lengua, también de poder (y economía)
Claves de una cumbre que decide el futuro de Ucrania y Europa: ¿por qué es tan importante?
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”




























































