Iñaki Gabilondo: "Soy un simple ciudadano que hace de periodista"

"Soy un simple ciudadano que hace de periodista, con la conciencia de que cada día no va a volver, y eso es lo que me mueve a trabajar con tanta pasión", declaró ayer Iñaki Gabilondo en la presentación del primer libro que, a sus 56 años, se ha escrito sobre él: Ciudadano en Gran Vía (El País-Aguilar), de los hermanos Carmelo y Martín Rivero. "Algunas miopías nos han llevado a creernos otras cosas, y el periodismo es un oficio maravilloso, pero tiene que saber encajar en la vida de los hombres y mujeres", dijo Gabilondo.

El periodista donostiarra, que entre otros galardones cuenta con cinco premios Ondas, opinó que si el periodista considera que no hay límites en su profesión, "estará entregando a otros poderes toda la justificación para que hagan lo que quieran". A juicio del conductor del programa Hoy por hoy, de la cadena SER, el periodista debe colocarse activamente frente a los poderes. Y se quejó de que la política haya ocupado durante mucho tiempo gran parte del terreno de los medios de comunicación. "Soy extremadamente apasionado y muy irascible; podría ser un volcán y resulta que tengo fama de lo contrario", matizó. El libro es, como dice el subtítulo, La aventura de 30 años de radio, contada a través de la trayectoria profesional y vital de Gabilondo."He vivido momentos muy especiales que igual le interesan a la gente: el proceso de Burgos y la muerte de Franco y, sobre todo, el 23-F estando al frente de los informativos de TVE". Contó cómo teniendo esa noche el vídeo de la irrupción de Tejero en el hemiciclo, no se emitió para salvaguardar la seguridad de los diputados. "Jamás tendré una información como ésa, y me la tuve que tragar", lamentó.

Gabilondo considera que el periodista ("una especie en vías de extinción") siempre es la segunda voz: la primera es la vida. A lo largo de 380 páginas de Ciudadano en Gran Vía (la calle donde están los estudios de la SER en Madrid) no sólo aparecen personajes relevantes de la vida pública española de los últimos treinta años, sino también de la vida del periodista. Como su padre, José Ignacio Gabilondo, que le enseñó a apreciar la música clásica desde su carnicería de San Sebastián.