PABLO DE LA BARRA DIRECTOR DE CINE VENEZOLANO "Si olvidamos corremos el riesgo de caer de nuevo en los mismos errores"

El director de cine Pablo de la Barra nació en Santiago de Chile, pero tiene la nacionalidad venezolana, el mismo sello que lleva su última película Antes de morir, que ha estrenado esta semana en La Cita de Biarritz. Tras una trama de género policiaco, el filme ahonda en las consecuencias de la dictadura y el fascismo. Lo plantea como una recuperación de la memoria para "evitar caer en los mismos errores". De la Barra tiene un extenso currículum como realizador de películas para cine y televión y documentales. Pregunta. ¿Definiría su película como política? Respuesta. La película no tiene tintes políticos en la medida en que no decimos "los comunistas o los capitalistas son malos o buenos". Los tiene, en cuanto que hablamos de resultados de actos políticos: torturas, desapariciones... A mi hermano lo mataron en el año 1974 y el parte de defunción dice algo así como que murió de neumonía. P. ¿Esta tragedia personal es la que justifica la elección de ese trasfondo en su película? R. Sí, yo creo que sí. Pero también incide todo lo que significó posteriormente el verme rodeado de gente que tenía que ver con las muertes, con todo este asunto de los golpes de Estado, que es algo relativamente común en nuestros países. De todas formas, la película no está situada geográficamente. P. ¿Qué respuesta ha obtenido el filme? R. Algunos chilenos y argentinos se ven sobrepasados porque la película tiene mucha violencia. P. Me refería más bien a la reacción de determinados gobiernos de Latinoamérica. R. En estos momentos, en Chile está provocando una gran preocupación en ciertos sectores, pero, por el momento, no se ha frenado su difusión. Antes del rodaje se presentó el guión a algunas personalidades chilenas y no quisieron apoyar la producción. Tenían miedo a abordar este tema. Tengo la sensación de que hay una tendencia a tratar de olvidar, de la misma manera que se intenta pasar página con la Alemania nazi. Y creo que, en la medida que olvidemos, corremos el riesgo de caer de nuevo en el mismo tipo de errores. La memoria es necesaria para la historia. Los argentinos y chilenos tienen la herida abierta todavía y les duele ver violencia. Pero, ¿hay algo más violento que el hecho de que Pinochet esté de senador? Yo no conozco nada. P. Ese ánimo de concienciar a la población, de enviar mensajes, ¿es algo característico del cine latinoamericano? R. En este caso resultó así. Siento que, en general, en Latinoamérica estamos llenos de temas porque las contradicciones en términos de gente, de problemas políticos, de clases sociales y otros códigos, son de tal calaña, que las historias están al alcance de la mano. ¿No suena a realismo maravilloso el que Miss Universo se presente de candidata a presidente? Aquí, en cambio, hay un orden, los carros paran en los pasos de cebra, no hay golpes de Estado. Toda la complicación es ponerse de acuerdo en tener una moneda común europea o que Aznar se enoje con ETA. ¿Pero a cuánta gente ha matado en toda su historia? ¿A 800? Eso son seis meses de muertes en Venezuela. Los parámetros son distintos. P. ¿Prefiere reflexión o entretenimiento en el cine? R. El cine entretiene y por eso hace que la gente reflexione. Nuestra labor no es cambiar o hacer cambiar, eso corresponde a los políticos, ahora, lo que sí nos toca es hacer pensar. Al revés sí funcionaría... Los políticos sí podrían cambiar el cine de Venezuela y, en general, de América Latina con más apoyo institucional. P. ¿Es ése uno de los problemas más graves? R. Tenemos problemas de mercado. Como en todos los lugares del mundo, los norteamericanos tienen un 99,9% de las pantallas. A nosotros nos queda muy poco y yo siento que, tanto en Latinoamerica como en Europa, hay talento para tirar para arriba; en términos de directores, de actores. El intérprete que no tenga los sentimientos a flor de piel, no es latinoamericano. Nosotros, nunca podremos hacer un cine de best seller computerizado como se hace en Estados Unidos. P. ¿En qué basa su afirmación? R. Siempre tendremos que hacer un cine que enfatice en el hombre; primero, porque no tenemos tecnología y segundo porque no tenemos, en general, mucho interés por hacer ese tipo de películas. Así incitaremos a reflexionar. Si no, en la medida en que hagamos El zorro, vamos a entretener, que también es lícito. Pero yo prefiero esa doble categoría que tiene la literatura latinoamericana desde el boom, que por un lado hace reflexionar y por otro vende. Creo que al cine le corresponde una cosa similar. P. ¿El cine puede expresar lo mismo que expresa la literatura? R. Pienso que el quehacer de un cineasta pasa por un proceso similar al de un escritor. Sólo que nosotros trabajamos con imágenes. Ahora bien, tratar de reproducir Cien años de soledad o Rayuela en cine, es totalmente imposible."Nunca podremos hacer un cine de best seller computerizado como en Estados Unidos"

"Los argentinos y chilenos tienen la herida abierta todavía y les duele ver violencia"