Alemania reclama en la cumbre europea reducir su aportación a Bruselas

Alemania advirtió ayer, oficial y claramente, que quiere una distribución «más justa» de las contribuciones que los Estados miembros hacen anualmente a la Unión Europea. La declaración final de la cumbre que concluyó ayer en la ciudad galesa de Cardiff recoge por primera vez, sin mencionar a Alemania como patrocinadora de esa iniciativa, el deseo de algunos países de «crear los mecanismos para corregir los desequilibrios en los presupuestos», aunque añade que otros Estados se oponen a la idea.

El Gobierno de Helmut Kohl, envuelto en una campaña electoral de sombrías expectativas, ha elegido Cardiff para advertir que su país considera que aporta demasiado al presupuesto común. Esa sugerencia es muy popular en Alemania -donde Europa empieza a sentirse como una carga-, pero despierta una gran inquietud entre el resto de los socios comunitarios. La iniciativa alemana es particularmente amenazadora para España, a la que los países ricos del norte señalan frecuentemente como uno de los países beneficiarios de las ayudas que están ya en condiciones de poner más dinero al fondo común. El debate sobre los presupuestos -muy unido al de la reforma de las instituciones de la UE- no va a tener resultados y consecuencias inmediatas. De momento, habrá que esperar a la cumbre extraordinaria, convocada para el próximo mes de octubre en Austria. Pero la cita de Cardiff ha significado la señal de alerta para todos de que es necesario revisar el presupuesto. Al mismo tiempo, Alemania, Francia y el Reino Unido han coincidido en la reunión en la idea de impulsar también un cierto regreso a una Europa más nacionalista, a una Europa en la que sólo se deje en manos de la Administración comunitaria aquello que no pueda ser resuelto más eficazmente por administraciones locales, regionales o nacionales.