Las opiniones de Alfonso Guerra

El grado de influencia de un personaje suele medirse por el prestigio personal y el poder institucional de que gozan. Alfonso Guerra parecía tener diluido el primero por las andanzas de su hermano y totalmente perdido el segundo a manos de Felipe Gonzalez. Resulta evidente, sin embargo, que recientes declaraciones en su contra del aparato socialista y de sus adláteres, desde Cipriá Císcar a Javier Pérez Royo, no sólo le han devuelto, sino acrecentado, el prestigio dentro del partido. En las declaraciones a María Antonia Iglesias publicadas el 31 de mayo en EL PAÍS, Alfonso Guerra se muestra coherente con su ideario; rotundo y lleno de sentido común en sus críticas sobre la nominación de Cristina Almeida y las responsabilidades por lo de Aznalcóllar; ferozmente despreciativo con los correligionarios que pretenden condicionar su independencia y coartar sus libertades; amenazante y seguro de sí cuando no descarta disputarle a Manuel Chaves la presidencia de la Junta de Andalucía. De los últimos hechos y opiniones divulgados, lo que más me sorprende es el pánico intenso que cualquiera de sus dichos produce en las ejecutivas socialistas, que motiva las amenazantes declaraciones que le dedican. ¿En verdad es para tanto?- Joaquín Caballero Marra-López. Sevilla.