Una excusa para mantenerse en el poder

La política del "sálvese quien pueda" que tienta estos días a no pocos dirigentes regionales de la derecha sintoniza con corrientes internas del RPR y la UDF partidarias de una entente cordial con el Frente Nacional. El móvil de estos notables locales es obviamente mantenerse en el poder, pero su invocación a la necesidad de contar con el FN para hacer frente a la "izquierda plural" cuenta con no pocos partidarios en sus formaciones.Al contrario que en 1986, cuando las alianzas con el FN permitieron a la derecha alzarse con cinco presidencias regionales, estos pactos no pueden ser ya ocultados por el RPR y la UDF porque tienen ahora un alto componente explosivo.

El desafío que estos dirigentes locales han lanzado a las direcciones de sus partidos llega en un momento en el que la derecha sigue sin abandonar el pozo de la decepción y del desconcierto en el que quedó sumida en 1997 tras el inesperado triunfo de Lionel Jospin. Coincide con los procesos de renovación y reconstitución internos emprendidos e introduce un elemento de división y confusión que el RPR y la UDF declararon formalmente superado años atrás al clarificar su posición respecto a la ultraderecha y reiterar en este punto su compromiso con el pacto republicano.

La colaboración con el FN, considerada por algunos como "imprescindible", puede ahora superponerse y entreverar la discusión abierta sobre el futuro de la derecha democrática, sobre la necesidad de que RPR y UDF establezcan una unidad de acción mayor -Idea pivotada por el presidente de la República, Jacques Chirac-, o, como propone el ex primer ministro, Édouard Balladur, se unifiquen en una sola fuerza.

La quiebra del pacto republicano desvirtúa y desdibuja a estos partidos, además de empantanar y complicar la reforma del RPR iniciada por un Philippe Séguin que en la noche electoral creyó que con esos resultados se saldaban las cuentas de la errónea decisión de Chirac de disolver la Asamblea y convocar elecciones.