Una nave militar dio la primera pista

Los primeros indicios de que había hielo en la Luna, conservado en la cuenca de Aitken, los proporcionó la nave automática Clementine, una sonda espacial del Departamento de Defensa de EE UU reconvertida para investigaciones puramente científicas que, en 1994, barrió con su radar la superficie lunar. En la interpretación de los datos, los investigadores vislumbraron la firma, del hielo en regiones del polo sur, aunque ausente en el norte.Sin embargo, reconocieron los científicos tras dos años de arduos análisis, cabían otras interpretaciones de los resultados de Clementine. Además, otras observaciones realizadas con radar desde la Tierra no dieron resultados concluyentes. La cuestión quedó en el aire, pendiente de que una nueva misión, Lunar Prospector, rastreara la Luna.

"Los indicios obtenidos por Clementine eran indirectos, mientras que Lunar Prospector aplica un enfoque complementario basado en una técnica diferente", explicó Alan Binder, científico jefe. Para encontrar el rastro del hielo, la nave de la NASA utiliza un espectrómetro de neutrones que mide la cantidad de hidrógeno en la superficie lunar.

Este equipo "es capaz de determinar la abundancia y localización del hidrógeno en un margen de 50 partes por millón y a partir de aquí podemos hacer un mapa de distribución de este elemento en toda la superficie lunar, lo que permite inferir directamente la presencia o ausencia de agua en las regiones polares críticas", continuó Binder.