España no va bien

Quiero dar la razón públicamente a Forges. Tiene razón, y me gustaría felicitarle por su idea, porque efectivamente si los parados españoles nos uniéramos seríamos franceses.En este país nunca ha existido la conciencia de grupo ni la idea de que la unión es poder. Se apoderó de nuestro más profundo ser aquello del "divide y vencerás". Y lo están consiguiendo. Los parados españoles somos voces aisladas: la alarma ocasional que provoca la publicación de las cifras del paro juvenil, la quema de una oficina del Inem o la noticia de otro amigo que se va a Londres a fregar platos.

Me siento miembro de una generación estrangulada. Sin trabajo y, por tanto sin independencia económica ni familiar, sin una vivienda propia donde desarrollar libremente la fórma de vida que yo misma elija. Para resumir, baste decir que me siento desposeída de los principales derechos que recoge nuestra Constitución.

Al capítulo social de la Carta Magna, al Gobierno y a toda la sociedad presento con las mías las credenciales de muchos, la cara y la cruz. Por un lado, un currículo: "Mujer, 26 años, dos licenciaturas finalizadas, idiomas y prácticas en distintas empresas". Por otro, la amarga realidad, la desolación y la angustia que acarrean forman parte de ese saco sin fondo que se llama "parados de larga duración en busca de primer empleo".-