Seguridad en el trabajo
Quisiera realizar un comentario sobre la grave incidencia que tienen los accidentes laborales para los trabajadores, fundamentalmente en el sector de la construcción.Como es sabido, las grandes empresas constructoras apenas disponen de plantillas fijas; los trabajos son subcontratados a otras empresas que incluso llegan a subcontratar la realización de trabajos a pequeñas empresas carentes de cualquier infraestructura social, pues en muchas ocasiones el número de trabajadores es de dos o tres (se les denomina cuadrilla), que son todos trabajadores autónomos. Con esos medios es imposible que puedan disponer de una formación adecuada.
Se olvida con frecuencia que las empresas aseguradoras de accidentes de trabajo, incluida la Seguridad Social, tienen gran interés, y no sólo económico, en evitar esa sangría de vidas y de medios que provoca el accidente laboral.
Sería deseable establecer cursos de formación a todos los trabajadores que van a empezar a prestar sus servicios en un tajo. Son de muy corta duración y en ellos se explica la perentoria necesidad de conocer los riesgos que encierran los trabajos y de la obligatoriedad de utilizar los equipos de protección individual (EPI), con la finalidad de crear un conocimiento del riesgo y sensibilidades ante él. Dotarles de casco, botas de seguridad, monos de trabajo adecuados, arneses de suspensión y cinturones de seguridad mascarillas... y obligarles a su uso. Debería ser obligatorio que las mutuas patronales se preocupen de impartir los citados cursillos, especialmente dirigidos a los temporeros e incluso a los trabajadores que se consideran a sí mismos expertos.
He trabajado durante muchos años en seguridad industrial, en una empresa en la que de forma asidua y constante se impartían cursillos de seguridad en máquinas e instalaciones, e incluso cuando se contrataba a algún trabajador se le impartía un cursillo de seguridad, de conocimiento del lugar de trabajo, de normas de evacuación y de un sinfín de normas que se le entregaban por escrito a los contratados, con un EPI adecuado a su puesto de trabajo; se les obligaba a conocerlo y a recibir el cursillo, ya fueran trabajadores de plantilla, fijos o temporales, e incluso a los visitantes, indudablemente con gradaciones razonables. Durante un periodo de 15 años sólo hubo tres accidentes de una relativa gravedad y un solo trabajador muerto por caída accidental.-
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