Un sutil congreso chino

Después de todo, el congreso del Partido Comunista Chino no trata solamente de economía. Había algo familiar durante todo el fin de semana, cuando los diplomáticos aplaudían en Pekín el nuevo "pragmatisino" del presidente Jiang Zemin al anunciar su intención de vender las empresas del Estado. El opaco pasaje del discurso de Jiang sobre "democracia socialista" parece que no provocó demasiado interés. Los avances conseguidos ayer ofrecen una perspeciva más matizada.(...) Hay un largo camino por recorrer hacia un estilo de democracia occidental, que rechazan explícitamente los líderes chinos, como deben hacer si quieren continuar en el poder. Pero deben darse cuenta de que el partido no sobrevivirá para siempre si no pueden avanzar con una serie de medidas de reforma política (...). Los diplomáticos occidentales, entusiasmados ante el panorama de "uno de los mayores saldos de empresas estatales que el mundo jamás haya visto", son o muy estúpidos o les da igual el bienestar de millones de trabajadores chinos.

Saldos como éstos han sido desastrosos en la antigua Unión Soviética: la reforma del vasto sector público chino es esencial, pero debe ser tratada con extremo cuidado. (...) No ayudaría a una comprensión exacta ver a China a través de nuestros propios anteojos ideológicos. Este es un territorio inexplorado donde antiguas etiquetas no pueden ser aplicadas.

16 de septiembre