15 kilos de tebeos

No sabía nadie nada. Y qué casualidad, por llegar el 15º. Una asociación de no se qué de Montbéliard daba un premio por su 15º aniversario. En un recorte dé periódico vi que me citaban. Decía algo así como que José Luis Arrieta debería aprender francés para disfrutar del premio, pero no entendía muy bien a qué se refería. Así que en la etapa bajé al coche rojo y les he dicho a los comisarios "a ver qué es esto". Les hice mirar el periódico para saber de qué iba eso. Me explicaron que eran 15 kilos de tebeos, pero que no sabían nada más. Ni quién lo daba, ni cuándo, ni cómo. Y yo tampoco Sé más. Ni cuándo me los dan, ni qué haré con ellos. Francés sé poco. Como no me lo manden traducido... No sé si acabarán en el fondo de premios del equipo.Ha sido la etapa del traslado. En todos los sentidos. Antes y después. El del recorrido del día y luego a Disneylandia. Ha habido, por fin, pocas ganas de revolver, y cuando se hizo ya la escapada, muy pronto -antes del primer kilómetro ya se lanzó Simon-, todos tan contentos. El corte hecho y tan. tranquilos. Lo único fue que Eusebio se puso un poco nervioso y a 45 kilómetros le dio por querer dar un cambiazo al Tour. Pero como deba el aire de cara le hemos dicho que adónde íbamos y nada. Mejor así, tranquilos. El aire nos ha hecho un favor.

Hoy sí que tenemos habitación acorde con el Tour, por su grandeza y por lo bien que va a venir para recuperamos de tanto esfuerzo duro. Es un hotel a lo grande, todo un complejo de la leche. Claro, que por todas partes muñequitos del Disney ése.

El segundo traslado ha sido todavía mejor. 1.40 horas de TGV para más de 300 kilómetros y hemos llegado. Hemos perdido más tiempo en las duchas y en organizarnos que en el viaje. Menos mal, además, que las duchas estaban mucho mejor que las del otro traslado, en Perpiñán. Allí eran muy húmedas y con el calor que llevábamos, con el cuerpo a 50, y todo el sudor, a punto de cogemos cualquier virus.

Y en la contrarreloj, a ver si no se salen los de delante y no nos dejan fuera de control. Hombre, supongo que no. Antes, a ver si nos damos una vuelta por el parque, a jugar a los vaqueros con el pase que nos han dado. Y ya, adiós Tour.