Prórroga de la 'Galileo' para estudiar el satélite Europa de Júpiter

Los científicos e ingenieros de la misión Galileo están en plena efervescencia en el Jet Propulsion Laboratory (JPL), en Pasadena (California). La NASA ha aprobado la prórroga de dos años del viaje de la nave automática Galileo en el entorno de Júpiter, así que no tendrán que apagar sus sistemas a finales de 1997, como estaba inicialmente previsto. "Vamos a dedicar ocho órbitas consecutivas de la extensión de la misión a hacer un estudio intensivo de Europa", explica William O'Neill, director del programa, junto a una maqueta a escala real de la nave instalada en el JPL, centro de diseño y control de la misión. Después se observará también Calisto e Io, otros dos satélites jovianos.Está claro por qué Europa se lleva ahora tanta atención: en su último sobrevuelo de ese cuerpo del sistema solar, la Galileo fotografió, en febrero de este año y desde una distancia de 586 kilómetros, unas estructuras en la superficie que los expertos consideran que puede tratarse de bloques de hielo que en algún momento flotaron sobre agua líquida. "Todavía son especulaciones, pero puede haber agua líquida en Europa o pudo haberla en un pasado reciente", afirma O'Neill. Reciente quiere decir, tal vez, menos de un millón de años, dado que no se observan en la zona cráteres de impacto (el reloj que usan los científicos planetarios para estimar la antigüedad de una superficie).

¿Durante las ocho órbitas añadidas a la misión observarían cambios en la superficie de Europa si se produjesen? "¡Ojalá! Daría mi brazo derecho", responde O'Neill. "Si se moviese alguno de esos bloques de hielo podríamos apreciarlo en la extensión de la misión observando un mismo lugar con alta resolución en varios sobrevuelos". En la propina del viaje (con un presupuesto aprobado de 30 millones de dólares para los dos años) se van a obtener siete veces más imágenes de Europa que hasta ahora, lo que permitirá avanzar en el estudio de su superficie y evolución en el pasado. Lo ideal, dice O'Neill, sería ir allí comisiones específicas en la próxima década, tal vez con un ingenio que descienda sobre la superficie, pero no hay aún ningún programa aprobado al respecto, aunque se está estudiando.

De momento, los científicos tienen mucha información por digerir tomada por la Galileo: 11 órbitas, pasando cerca de los cuatro grandes satélites jovianos y estudiando el planeta, se están llevando a cabo en la misión dedos años inicialmente programada para concluir el próximo diciembre. "Los datos que hemos obtenido cambian completamente las ideas que teníamos sobre esos satélites, sobre su evolución", dice O'Neill. En la luna Ganímedes, por ejemplo, se ha descubierto una enorme fragmentación de la superficie al estudiar las imágenes tomadas por la Galileo, cuya resolución es cientos de veces superior a la de las naves Voyager que pasaron por allí en los años setenta.

Además está el intrépido descenso de la sonda suicida que en diciembre de 1995 descendió durante 57 minutos y seis segundo por la atmósfera de Júpiter, hasta que las altas presiones y temperaturas la destruyeron a uno 150 kilómetros de profundidad Envió medidas de temperatura presión y composición de los gases. "La sonda encontró mucha menos agua en la atmósfera de lo esperado", recuerda O'Neill

"Luego, los datos tomados desde la Galileo, con el espectrómetro de infrarrojos cercano, mostraron que hay una enorme variabilidad en el planeta en cuanto a la presencia de agua y creemos que la sonda entró por un punto caliente, un agujero seco".