Hello, Dolly, Dolly...

La asombrosa noticia de que los científicos han clonado una oveja adulta produciendo una más joven, genéticamente idéntica a la original, es una advertencia de que las tecnologías reproductivas avanzan mucho más rápido que nuestro entendimiento de sus implicaciones éticas y sociales. Hace pocos años, los investigadores veían tal clonación lejana en el tiempo y creían tener tiempo para evaluar sus consecuencias. (... )El asunto más problemático es que implica la posibilidad de clonar humanos adultos. Las pesadillas imaginadas en la literatura y la sabiduría popular se extienden desde la clonación de docenas de Hitler a la de hordas de abejas realizando el trabajo doméstico. La tecnología para clonar ovejas aparenta ser honrada y su coste moderado. Pero es todavía difícil escapar al pensamiento de que la mayoría de tales experimentos en humanos fracasarían, dado el papel crucial que el medio juega en el desarrollo humano. El mero pensamiento de la clonación provoca repulsión en mucha gente que lo ve como un arrogante juego con la madre naturaleza y una interrupción peligrosa del curso genético desde el que ha evolucionado la raza humana. ( ... )

Como la mayoría de las tecnologías, la clonación está obligada a tener defectos y virtudes. Pero antes de que esos avances se alejen del análisis de sus implicaciones, la sociedad necesita aclarar lo que es aceptable y lo que es una pesadilla lejana.

26 de febrero