Benegas llama a Cascos "rastrero" y se multiplican los ataques a Rodríguez

El secretario de Relaciones Políticas e Institucionales del PSOE, Txiki Benegas, acusó ayer al Gobierno de transformar la detención del etarra José Luis Urrusolo Sistiaga en un ataque "intolerable, innoble y rastrero" contra su partido. Benegas respondía así a la reciente alusión del vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, quien identificó esa captura con el buen uso que se hace ahora, dijo, de los fondos reservados del Ministerio del Interior. "Al contrario de lo que hizo el PP, que utilizó la política antiterrorista como un arma arrojadiza contra el Gobierno socialista, nosotros estamos teniento una actitud exquisita", replicó Benegas.Benegas calificó al Ejecutivo del PP, en Laredo y en unas jornadas de los socialistas cántabros sobre Organización Territorial y Financiación Autonómica, de "débil" y "entreguista", y le achacó "estar rompiendo el Estado y vendiendo a precio de saldo España a los nacionalistas". Para Benegas, "una cosa es completar una mayoría y otra entregarlo todo a quienes reinvindican la autodeterminación". Tras insistir en que este Gobierno "claudica a diario", abogó por "un gran pacto de Estado" que facilite la construcción autonómica sin agravios.

Consideró que el Gabinete de Aznar "está lleno de habladores y parlanchines que, ante la falta de ideas, creen poder gobernar sólo con márketing". A esta circunstancia atribuyó "el espectáculo de contradicciones, desmentidos y difamaciones" que, en su opinión, ha dado el PP en sus ocho meses de mandato y también "su empeño en hacer oposición a la oposición".

Es este punto donde los dirigentes socialistas arremeten e ironizan contra "el estratega" de Miguel Angel Rodríguez, el secretario de Estado de Comunicación, al que Joaquín Almunia atribuyó ayer la "vulgar demagogia" de que cada español tendrá que pagar 5.000 pesetas por el supuesto fraude a Hacienda. El secretario general de los socialistas castellano-manchegos, Juan Pedro Hernández Moltó, tachó la figura de Rodríguez de "patética" y le situó "en el límite del equilibrio psicológico".

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