Juppé emprende un proyecto en sintonía con la 'grandeur'

Tras muchas dudas, el jefe del Gobierno francés Alain Juppé asegura haberse decidido a favor de la construcción del canal por una cuestión de "voluntad política". "Este canal debe ser construido porque, gracias a él, Francia reforzará su papel en Europa", explicó Juppé en una entrevista el pasado 20 de octubre al anunciar la espectacular reactivación de un proyecto que se venía planteando, sin demasiado éxito, desde los años cincuenta.Para los partidarios del plan, el canal constituye "el Mayor proyecto francés de ordenación del territorio" y su puesta en marcha dibujará el eslabón que falta para lograr una gran red de comunicaciones europea entre el norte y el sur que, además, asegurará el enlace entre el Mediterráneo y el mar Negro a través del Rin, el Meno y el Danubio.

Los detractores alegan el alto coste de la obra -unos 700.000 millones de pesetas- que coincide con un contexto económico bastante desfavorable y para la que no hay demasiadas esperanzas de lograr ayudas comunitarias consistentes. Además, añaden, se enfrenta a importantes problemas técnicos como son el aumento de las crecidas o el impacto del río artificial en los paisajes y las zonas húmedas.

El socialista Lionel Jospin, también se ha puesto de parte de los ecologistas que acusan el proyecto de "canal del absurdo", o "segundo Crédit Lyonnais" en alusión a uno de los mayores desastres financieros de los últimos años.