El PP balear cierra su crisis y salva a Cañellas

El Partido Popular de Baleares cerró ayer oficialmente un año largo de convulsa vida política, marcado por los enfrentamientos en la carrera para sustituir a su único y carismático líder, el ex presidente del Gobierno de las Islas Gabriel Cañellas. El congreso regional, definido como el de la "unidad", fue un acto de homenaje al ex mandatario regional, que queda incorporado a la nueva ejecutiva por un pacto entre corrientes que urdió él mismo.Un antiguo oponente de Cañellas, el miembro del ala dura Juan Verger, es el nuevo presidente del PP balear, mientras un hombre del ex presidente, Carlos Ripoll, asume la secretaría general. Tan solo se presentó una candidatura que logró el 84 por ciento de los votos. Cañellas, que no tomó la palabra, fue el más aclamado. En la nueva junta también figura el efímero sucesor de Cañellas en el Gobierno, Cristòfol Soler, derrocado por el propio partido al año de su elección por su orientación centrista y por el impulso que dio a la normalización del catalán.

Los compromisarios rechazaron una moción que pretendía crear comisiones de investigación interna y el cese de los imputados en casos judiciales. Soslayaron, también, una propuesta que propugnaba un giro lingüístico y la celebración de un referéndum para cambiar la denominación de lengua catalana al idioma cooficial del archipiélago.

Cañellas había sido apartado por José María Aznar de la vida pública al ser obligado a dimitir, como presidente del PP y del Gobierno regional, en julio de 1995 por su responsabilidades políticas en el supuesto cobro de comisiones ilegales en la concesión de una obra pública, el caso Sóller, en cuyo sumario judicial está imputado al igual que en el caso Calviá, un intento de compra del voto de un concejal socialista.

El coordinador general del PP, Ángel Acebes, aseguró que, al dimitir de la presidencia del Gobierno balear y del partido, Cañellas ya había asumido las máximas responsabilidades políticas y que al no estar procesado las bases ejercen su soberanía legítima al elegirlo para la nueva ejecutiva.