Los centenarios astilleros Vulkan de Alemania, a punto de quebrar
Los centenarios astilleros alemanes Vulkan en Bremen esperaban para la medianoche de ayer la declaración de quiebra. Tras la jornada de ayer, 4.000 trabajadores de varias empresas comprendidas bajo ese nombre comercial firmaron la conformidad para poner en marcha las medidas que eviten su pase al paro total.
A la salida del trabajo varios obreros declararon ante las cámaras de televisión y expresaban su preocupación ante el futuro. Gran parte de los 4.000 obreros que han perdido el trabajo en Vulkan pasaran a formar parte de la plantilla, de una "empresa de ocupación y cualificación", creada para evitar que pasen al paro. Esta empresa se encargará de ceder trabajadores para cumplir contratos pendientes a sectores de Vulkan que no han sido declarados en quiebra.
Otra parte de los trabajadores pasará a realizar cursos de formación profesional que les permitan reconvertirse laboramente y tratar de conseguir otros puestos de trabajo. Quedará, tras la declaración de quiebra, un sector de la plantilla que pasará a cobrar las prestaciones del seguro de paro para trabajadores con jornada reducida.
Peligra el futuro
Durante meses la crisis de los astilleros Vulkan flotó en el ambiente, hasta que ayer se llegó al no va más y varias empresas de las comprendidas bajo la centenaria marca cayeron bajo la declaración de quiebra. "¿Dónde está nuestro futuro?", preguntaba un pasquín a la entrada de los astilleros ayer. Con casco rojo y un megáfono en la mano un representante del comité de empresa advertía a los colegas que era el último día en 200 años de historia de los astilleros.Algunos de los obreros salían del trabajo en el último día con lágrimas en los ojos. Uno declaraba a la televisión: "Tras 26 años de trabajo aquí me siento como un estúpido".
Un joven con pendiente en la oreja explicaba que muchos habían llorado al firmar los contratos de rescisión de la relación laboral de los viejos astilleros y pasar a ingresar en la nueva empresa, encargada de la "ocupación y calificación". El joven afirmaba: "A mí me temblaba la mano al firmar, porque no sé lo que se me viene encima, pero no me quedaba más remedio que hacerlo".
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